Jueves, 7 de noviembre 2024
17h a 20h
Jueves, 14 de noviembre 2024
17h a 19h
El laberinto del derecho administrativo
Por Carlos de Amos García,
abogado y diplomado en Relaciones Laborales
Colaboración del Taller: 10€ socios y 20€ no socios
(Sólo presencial)
Inscripciones: info@plural-21.org
El derecho administrativo es aquel ente del que nadie quiere saber nada… Es la asignatura fea de la facultad de derecho que los alumnos estudian como mero trámite para aprobar. Incluso los profesionales del derecho la encuentran tediosa y muy pocos deciden dedicarse en su especialización. Pero nadie escapa a su influencia. Esta rama del derecho construye el objeto que proyecta dos de las mayores sombras de la humanidad: la limitación y la distracción, encarnadas en burocracia. Limita la capacidad del ser humano de ver lo que realmente es y quiere, aplastando la imaginación, la creatividad y la innovación, yendo en sentido opuesto a la evolución natural.
En sentido técnico, es el derecho que regula la relación jurídica entre la propia administración, así como entre ésta y los ciudadanos y administrados. Y dentro de esta rama del derecho encontramos las normas que regulan el procedimiento administrativo, que son normas puramente procedimentales; y aquellas normas que tratan cuestiones puramente técnicas como mediciones, parámetros, requisitos, etc.
Nos vamos a centrar en las normas que regulan el procedimiento con respecto al ciudadano, persona física, ser humano. En ese ámbito, el ciudadano puede entrar en relación jurídica con la administración a raíz de una solicitud, reclamación, recurso, una denuncia, un proceso de recaudación, un procedimiento sancionador, etc.
Ante este derecho nos encontramos como si de un laberinto se tratase, en cuyo interior encontramos carteles en jeroglífico; en un lenguaje que ni siquiera la propia administración a veces entiende, entrando en antinomias y contradicciones.
A nivel teórico puede parecer incluso romántico para los más metafísicos. Pero en un plano práctico supone un sin fin de dificultades para el ciudadano. Inicialmente, el derecho administrativo ha de respetar derechos y garantías del ciudadano, como la imparcialidad y objetividad, el derecho a defensa y alegaciones ; interdicción de la arbitrariedad, la seguridad jurídica, la eficacia y eficiencia. Pero en la praxis esto no resulta así. Nos encontramos con que la administración vulnera derechos y garantías del ciudadano y de los procedimientos. Dilatación en los plazos de forma injustificada hasta el punto en que el derecho reivindicado deviene ineficaz. Inseguridad jurídica en cuanto a la solución o resolución que pueda recaer; proliferación descontrolada de normativa limitante, y un sin fín de anomalías que ahora vienen acentuadas más que nunca con la incorporación de las nuevas tecnologías y de la IA, que pone un velo y socaba derechos y garantías sutilmente; así como la proliferación de multitud de normas en una cascada continua de derogaciones y nueva normativa que es más propio de un imperio en descomposición.
La obsolencia también llegó al derecho. Las tecnologías no sólo influyen en el propio procedimiento, formatos y comunicaciones, sino en el control y fiscalización que se ejerce al ciudadano, víctima de abusos y maltrato institucional.
El ciudadano se encuentra ante esta situación con desesperanza e indefensión. Destruye la iniciativa creativa, la acción, y genera indefensión aprendida. Alimenta la sombra de la limitación de las capacidades del ser humano, creando una baja frecuencia, en forma de prohibiciones, restricciones, limitaciones y obligaciones entre otros.
Lo que al final fomenta la precariedad, pobreza y el recurso a las ayudas y dependencia del Estado.
En el taller aporto claridad en los conceptos y doy a conocer otros conceptos y herramientas para detectar esas anomalías y poder defenderse y protegerse de sus efectos.
Tales como los plazos, la caducidad y la prescripción; la diferenciación de las fases de un procedimiento administrativo; los tipos de escritos y cómo ordenar de forma escrita y gramaticalmente nuestras ideas y peticiones. Las pruebas en el proceso. Las formas de comunicación, etc.
Saber el contenido o al menos ser conocedor que existe y cómo actuar o a dónde recurrir para defender nuestros derechos ante la jungla administrativa es el objetivo.
Aunque la intención que me mueve más es cambiar la banda de frecuencia, transmutando nuestra relación con la administración pública desde una frecuencia baja de sombra a una frecuencia alta constructiva. Salir de la visión de víctima o culpabilizante, a la creativa y constructiva de forma eficaz. Sólo así podemos doblegar la verdadera intención que hasta ahora y en un futuro tiene el derecho y en concreto la administración pública.
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