El catalejo de los mercados es obtuso. Sólo es capaz de poner el foco en un asunto y a partir de ahí decidir si hay motivos para la ira o la euforia. Sin embargo, mientras en las últimas semanas todas las miradas se han centrado en Europa ante el miedo a que se precipite el temido Grexit, en Asia y América se ha levantado una tormenta perfecta.

Cuando la crisis financiera parecía superada, la deuda de China y Puerto Rico vuelve a azotar a los inversores. Parece que no sólo hay dudas sobre la capacidad de Grecia para afrontar sus pagos. Lo que el FMI ha bautizado como «crecimiento mediocre» de la economía global también afecta a la capacidad de pagos de una economía pequeña, como la puertorriqueña, o de un gigante, como China.

Mientras Europa volvía a estar ocupada la pasada semana en el futuro del euro por el referéndum griego, la Bolsa china desató todas las alarmas con el estallido de su burbuja bursátil. La Bolsa de Shanghai estaba viviendo un año espectacular hasta que hace tres semanas tocó máximos. Desde entonces, acumula una caída superior al 30% que ha obligado a las autoridades a intervenir sin éxito en el mercado para detener una sangría que supera los 2,5 billones de euros.

El pánico es tal que hay quien se atreve a comparar lo que está ocurriendo en China con el crack del 29 sin que Pekín se muestre capaz de contener la masacre. Tras el desplome, se esconde la incertidumbre sobre el crecimiento de la economía china y su posición vulnerable por una abultada deuda (pública y privada) que equivale a 2,8 veces su riqueza, una proporción que los analistas califican de desorbitada para un país en desarrollo.

Al otro lado del Pacífico, también un problema de solvencia está provocando un quebradero de cabeza a EEUU. La falta de disciplina fiscal y una deuda próxima a 73.000 millones de dólares han dejado a Puerto Rico al borde de la suspensión de pagos.

Son muchos quienes comparan la crisis puertorriqueña con la griega. El archipiélago es un Estado libre asociado a la primera economía mundial y sus principales acreedores son instituciones y ciudadanos estadounidenses. Sus autoridades no pueden acogerse a la ley de bancarrota norteamericana y EEUU no parece tener intención de salir a su rescate. Hay quien ya bautiza su crisis como la Grecia del Caribe.

@maria_vega_