«Electrònica amb data de caducitat»

Adjunto un recull especial del diari «El Punt Avui» sobre l’obsolescència programada, i una peça relacionada de «El Economista».

De fet, ara ja prou que ho sabem, com funciona (tot i que, no fa pas gaires anys, encara hi havia molta gent que negava que existís!)

Però sembla que ens sigui ben igual…

Un cas concret i recent.

Fa poques setmanes, em va costar bastant de trobar una gravadora reciclada pel portàtil.

Nova ja «impossible».

I el paio de la botiga, agafant la gravadora cascada, no només em va mirar com si fos un fòssil.
Es va atrevir a dir-me, burleta: «¿Todavía grabando DVD’s?»

:-\

En fi…

Salut i bon Sant Jordi!

Jordi

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http://www.eleconomista.es/gestion-empresarial/noticias/7459406/04/16/Luchar-contra-la-obsolescencia-programada-si-es-rentable.html

elEconomista.es

Luchar contra la obsolescencia programada sí es rentable

Los españoles cambian de smartphone cada 20 meses

Sandra Tobar  8:00 – 1/04/2016

radio vieja

Cada vez es más frecuente que los aparatos eléctricos tengan un ciclo de vida menor. Atrás quedan los famosos eslóganes de algunos productos que hace años garantizaban su uso de por vida: ahora tienen una fecha de caducidad marcada por el fabricante y que obliga a los usuarios a comprar y tirar artículos en cuestión de dos años o a descartar costosas reparaciones.

Es lo que se conoce como obsolescencia programada -una práctica poco ética y perjudicial para el medio ambiente- contra la que muchas empresas se han puesto en pie de guerra.

Entre los artículos que más se consumen en menor tiempo destacan los móviles. Así, los españoles cambiamos de smartphone con bastante frecuencia, pues el el ciclo de vida de éstos es de 20 meses, según la consultora Kantar Worldpanel. En este sector nació en 2013 el fabricante Fairphone, una empresa que lucha contra la obsolescencia programada, ofreciendo teléfonos cuya longevidad supera con creces la media del mercado.

Un sello acreditador

La Fundación Fenis otorga desde hace años, de forma gratuita, el Sello ISOPP, -innovación sostenible sin obsolescencia programada-, al que puede aspirar cualquier organización que cumpla con algunas condiciones, tales como que los productos sean reparables por un coste menor al de comprar uno nuevo o que la garantía del artículo sea superior a los dos años obligatorios por ley. De momento, sólo ocho empresas de las 92 que lo han solicitado lo tienen en su haber.

Esta idea surgió del fundador de la asociación, Benito Muros, quien hizo tambalear los cimientos de la industria eléctrica con la creación de una bombilla que duraba 90 años. Desde entonces, lucha contra la obsolescencia programada con iniciativas como ésta o los puntos de reparación, llamados No tires, aprende y repara, «donde enseñamos a reparar todo tipo de productos de forma gratuita», explica.

Una de las organizaciones que goza de esta distinción es Prososphera, que comercializa bombillas LED sin obsolescencia programada o placas solares y térmicas con una vida útil superior a 25 años. Este modelo de negocio es el que defiende el gerente de la empresa, Javier Rioja, quien asegura que «no hace falta programar para que se estropeen los aparatos, ya que conforme se evoluciona tecnológicamente en seguridad y prestaciones, el consumidor se adapta a sus nuevas necesidades y, de esta forma, continúa consumiendo».

De hecho, luchar contra este problema es rentable para las empresas. «Abandonar esta práctica sólo traería beneficio a los ciudadanos, al medio ambiente y a los recursos naturales. Se crearían puestos de trabajo adicionales, se acabaría con la especulación, con los salarios de esclavitud de algunos países, y se construiría un mundo más justo y más sostenible», concluye Muros.

Garantit per durar (PDF)

Salut i independència!
(encara que sigui de joguina)
Jordi

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