«Los grandes medios de comunicación estafan a los anunciantes, además de engañar a los lectores»

 

Quina «»sorpresa»», oi?
😉
I passa exactament el mateix amb ràdios, teles, pàgines d’internet, Youtube i totes les (mal) anomenades «xarxes socials»…
Personalment, les poques estones que escolto Rac1 en directe, les pauses publicitàries són tan llargues i taaan previsibles que, directament, apago la ràdio i la torno a encendre al cap de 5-6 minuts. 10 si és gairebé l’hora en punt.
I dubto molt que sigui l’únic que ho faci.
Amb la sobresaturació de canals de tota mena, amb hores i hores d’anuncis a cadascun d’ells, la publicitat hauria de ser pràcticament gratuïta.
Però la famosa llei de l’oferta i la demanda ja sabem que és una (altra) gran farsa.
Salut i lectura!
Jordi
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DOMINGO, 12 DE FEBRERO DE 2017
 

Los grandes medios de comunicación estafan a los anunciantes, además de engañar a los lectores

La semana pasada el diario New York Times, siempre catalogado como “serio”, “riguroso” e “influyente” (a diferencia de otros), publicó un artículo en el que anunciaba el gran incremento de suscriptores experimentado gracias a la victoria electoral de Trump. Su formato digital tiene 276.000 suscriptores adicionales. Habían ganado más abonados en los últimos tres meses que en todo el año 2015.

Es mentira, publicidad engañosa y un verdadero camelo. Para subsistir el periódico, que está en bancarrota, ha tenido que alquilar ocho plantas del edificio que tiene en Nueva York.

Nosotros no tenemos datos para valorar si es cierto o no que el número de suscriptores ha aumentado. Lo que sí sabemos es que el número de visitas a su sitio en internet subió a partir de primeros de diciembre y lo mismo les ha ocurrido a otros periódicos (también “prestigiados”) como el Washington Post The Guardian.

Este incremento de visitas choca con la evolución de otros medios de prensa internacionales, cuyos sitios de internet se hunden hasta cifras marginales. Para buscar una explicación hay que analizar el tráfico que llega al New York Times según el país de origen se los visitantes. Entonces encontramos que los que proceden de China se disparan, pasando del 5 por ciento al 50 por ciento.

Pero eso es muy extraño porque desde 2012 las visitas al New York Times están censuradas en China y el mes pasado Apple recibió una orden para retirar dos aplicaciones del periódico neoyorkino e impedir acceder a él desde los móviles que operan en China.

Hay un truco para evitar la censura, que consiste en utilizar lo que se llaman “proxies” o VPN (Virtual Private Networks) para sortearla. Pero la explicación no se encuentra ahí, sino en comparar el crecimiento del New York Times con el del Washington Post o el The Guardian, que no están censurados por China.

El Washington Post y el The Guardian, lo mismo que el New York Times, han pasado de tener un número de entradas procedentes de China casi insignificante a porcentajes por encima del 50 por ciento, es decir, aumentos espectaculares que los hace ponerse a la cabecera de los sitios de información más visitados y, por lo tanto, muchos más ingresos por publicidad, que es lo realmente importante de todo esto.

Los medios internacionales no sólo engañan a sus lectores sino también a sus anunciantes. Desde el año pasado esos medios utilizan servidores automáticos instalados en China para generar supuestos visitantes que, en realidad, no son más que programas informáticos de descargas. Dicho con otras palabras: es una estafa, porque dichos medios cobran en función de un número de visitas que no tienen.

Donde más influyen, pues, los medios de comunicación internacionales es en los servidores informáticos que les visitan para inflar las estadísticas. Juzguen ahora Ustedes si eso es un comportamiento “serio” y “rigu roso”.

Los últimos cálculos indican que la mitad aproximadamente del tráfico en internet procede de un autómata informático. Es puramente ilusorio creer que todos los “amigos” que los usuarios de redes sociales tienen en sus perfiles, son seres humanos como él mismo. Es una burbuja, el verdadero mundo “matrix” del que se aprovechan los listillos de siempre a costa de los más incautos.

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La gran mentira de las audiencias

7 junio, 20112 Commentsby David

quien-esta-ahi


‘Sé lo que hicisteis…’
 se despidió de la televisión por su culpa. También es la responsable de que La 1 lleve diez meses siendo la cadena líder o del más que posible cierre de Veo7. Todos los días oímos hablar de ella. Estamos hablando de la audiencia de televisión.
Pero, ¿de dónde salen todos esos datos: el share o cuota de pantalla, el número de espectadores…? ¿Aparecen por arte de magia? No, los proporcionan los audímetros. Ahora bien, ¿qué es un audímetro? ¿Quién tiene uno? ¿Cuál es el criterio que se emplea para decidir dónde ponerlos? ¿Son fiables los datos que nos ofrecen?

Para tratar de resolver estas dudas nació ‘¿Quién está ahí?’. Este corto documental, dirigido por Alejandro Pérez Blanco, pone en tela de juicio el sistema utilizado para medir las audiencias, en el que 4.500 personas representan a los más de 40 millones de españoles.
Desde Ocio Feebbo recomendamos encarecidamente su visionado. Seguro que cuando terminéis de verlo se os solucionan muchas dudas. O se os crean nuevas…
¿Quién está ahí?
Data de càrrega: 20 de jul. 2010
4.500 familias en España deciden lo que vemos todos por la tele. Y nadie sabe quiénes son.
¿Quién está ahí? – Secuencia eliminada.
Este breve momento de la conversación fue descartado del montaje final, cuando los gráficos ya estaban hechos y la voz del entrevistado ya estaba sustituida por la del actor Juan Perucho.
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http://vertele.eldiario.es/ noticias/sentido-comun_0_ 653634647.html

Opinión
19.12.2005
¿Donde está el sentido común? 

La medición de audiencias, tan viciada en España como en el resto del mundo, es una burla a la estadística y ha hecho perder el poco sentido crítico que les quedaba a los programadores

Hace años emitieron en Canal + un documental estremecedor titulado ¿Podemos creer en las audiencias? En él se demostraba que la medición de audiencias en Estados Unidos, que lleva a cabo la empresa Nielsen, es una chapuza digna de Pepe Gotera y Otilio. Se hablaba de un fenómeno titulado la fatiga del botón, que consiste en que los depositarios de los audímetros acaban hasta el gorro de tener que apretar el mando a distancia con el que se identifican ante el aparato y al cabo de los meses pasan olímpicamente de hacerlo.

También se denunciaba el hecho de que muchos americanos se niegan a aceptar en su hogar un audímetro (por las molestias que supone tener que ocuparse de él) y los empleados de Nielsen se ven obligados a instalarlos en casas que sí los admiten, pero que no reúnen todos los requesitos, que diría la Esteban, necesarios para ser estadísticamente significativas.
Por estos y otros motivos, la muestra de Nielsen se aleja sobremanera de la inicialmente prevista y esto altera de un modo escandaloso la medición de audiencias. Aunque no se decía expresamente en el reportaje, uno sacaba la conclusión de que sólo los auténticos freaks de la tele aceptan tener un audímetro en casa y que lo que se está ofreciendo al público por televisión, en todos los países en los que reina el sistema de audímetros, está condicionado por las filias y las fobias de un puñado de anormales.
Una ejecutiva de Walter & Thomson afirmaba en el informe que cadenas y anunciantes son perfectamente conscientes de que las audiencias están enormemente sesgadas, pero que a nadie le importa demasiado, porque lo que se busca no es tanto una herramienta para mejorar los programas como una moneda con la que cadenas y anunciantes puedan trapichear al día siguiente de cada emisión, por muy falsa que aquella sea.
Los programas de televisión, como los cuadros de Van Gogh, que no vendió una tela en su vida, tienen valores intrínsecos, independientemente de la audiencia que generen. La serie Urgencias, uno de los productos televisivos de mayor calidad de la historia del medio, en España nunca se ha comido una rosca, en términos de audiencia: no por ello deja de ser una serie extraordinaria. Aída en cambio, arrasa en los hogares españoles: siempre será una serie lamentablemente escrita y plagada de tópicos baratos.
Lo malo de la medición de audiencias, que en España está tan viciada como en el resto del mundo, no es sólo que sea una burla a la estadística: lo terrible es que ha hecho perder el poco sentido crítico que les quedaba a los programadores de televisión. Como están acostumbrados a orientarse sólo por las audiencias, cuando ven un piloto ya no son capaces de decir si el programa es bueno o es malo, porque como aún no se ha emitido, no conocen su seguimiento. Solo son capaces de formar una opinión concreta tras recibir los datos de Sofres.
Porque ¿cómo se explica que nadie se diera cuenta en TVE, al ver el piloto de Pepe Navarro, de que el programa era inemitible por su arritmia, su pobreza de contenidos y por la falta de carisma de su presentador (que hasta tiene menos «paquete» ahora que en el Mississippi) ¿De verdad necesitaba ver la plana mayor de Prado del Rey la pobre acogida de ese espacio para darse cuenta de que Ruffus & Navarro iba a defraudar y aburrir a los espectadores? ¿Ha hecho falta el rechazo generalizado de los televidentes para que los directivos de Cuatro se percaten de que, por muy barata que les salga, no se puede montar una tele con un abuelete y 40 becarios? En plena dictadura de las audiencias yo me pregunto ¿qué ha pasado con el sentido común de los programadores?

Moriarty
19/12/2005

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AUDIENCIA | Las imperfecciones de la medición

Los ‘elegidos’ que controlan la televisión

Raúl Piña | Madrid
Actualizado martes 14/06/2011 20:52 horas
(…)
La manipulación de audiencias
JOSÉ RAMON PÉREZ ORNIA
26 NOV 1980
(…)
Los sociólogos y críticos franceses, mucho más severos con su televisión que los españoles, leen con fruición estos días un importante libro sobre la «impostura» y «manipulación» de los sondeos de opinión por parte de los dirigentes de la televisión, escrito por François de Closets y titulado Le système E. p.m. El autor aclara que las siglas signifícan: et puis merde…
 
 
 
 
Un Juego de inteligencia
 
 
 
Groucho Marx : «Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro».

«La televisión no es la verdad. La televisión es un parque de atracciones, la televisión es un circo, un carnaval, una troupe de acróbatas, narradores de cuentos, bailarinas, cantantes, malabaristas, fenómenos domadores de animales y jugadores de fútbol. Es una fábrica para matar el aburrimiento».
Sidney Lumet, director de «Un mundo implacable»

«La televisión es el soma de un Mundo Feliz»
Neil Postman, comunicólogo

Salut i independència!
(encara que sigui de joguina)
Jordi

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ESPAI LLIURE DEL MUNTATGE «SIDA»

«El present és d’ells; el futur és meu»

Nikola Tesla (1856–1943)